Los padres de Víctor,
quien cursa el tercer grado de primaria, desesperados ante las constantes
quejas de la maestra del pequeño y las conductas que ha presentado también en
casa desde hace ya más de dos años, acudieron a solicitar ayuda al psicólogo.
Los padres mencionan que
Víctor no respeta a las figuras de autoridad tales como a su maestra, a sus
padres y a su hermana mayor a quien incluso agrede a golpes. Acostumbra a
interrumpir las conversaciones, miente con frecuencia, es desordenado con su
ropa y sus útiles escolares, no le gusta compartir sus juguetes y tiene
problemas con sus compañeros. Además es demasiado impulsivo y no mide los
riesgos de su comportamiento por lo que constantemente se lastima.
Después de aplicar
algunos tests y de profundizar en la historia clínica de Víctor, el psicólogo
explicó a los padres que el niño tenía un Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad, con predominio del tipo hiperactivo-impulsivo. Al escuchar el
diagnóstico del psicólogo, la madre rompió a llorar y preguntó: ¿y eso es
grave?
Las personas con este
trastorno (TDAH) tienen la tendencia de iniciar una tarea y antes de
terminarla, pasar a otra y a otra, sin concluir ninguna. A menudo no son
capaces de seguir instrucciones. Son demasiado inquietos, no permanecen
sentados, desean saltar o jugar cuando no deben de hacerlo. Dan palmadas,
mueven las manos y pies excesivamente. Parece que están con un motor en marcha.
Estas manifestaciones pueden producirse en el hogar, en la escuela o cualquier
otro sitio. Aunque esto depende de la edad y el nivel de desarrollo del niño.
El trastorno de Víctor
no es grave desde el punto de vista mental -aseguró el doctor-, pero puede
serlo, si no se presta la debida atención a su impulsividad. La respuesta del
psicólogo a la madre, pareció tranquilizarla.
Actualmente, con la
cooperación de la familia y la aplicación de las técnicas y los instrumentos
adecuados, el psicólogo ha estado tratando al menor, quien muestra una
reducción y eliminación de los comportamientos disruptivos que lo
caracterizaban.
En este tipo de
trastornos como en muchos otros, el éxito del tratamiento psicológico necesita
de la cooperación de todos aquellos que, de una u otra manera tienen que ver
con la conducta del niño, desde los padres, hermanos, abuelos, tíos, primos,
etc.
En conclusión, el TDAH
no es grave, pero es muy importante que los padres acudan a solicitar ayuda
profesional en cuanto observen algunos de los síntomas que ya hemos
mencionado, ya que cuando se interviene en los inicios del problema, el
tratamiento puede tener éxito en menor tiempo.
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