Salud y belleza

martes, 6 de diciembre de 2016

Ya no soporto la conducta de mi hijo

Con mucha frecuencia, los padres y maestros se quejan de la "mala conducta" de algunos de sus hijos o alumnos. Sin embargo, muchas de estas conductas se originan por errores en la crianza parental, o en la manera de conducir la clase por parte de los mentores. La conducta de los niños no surge de manera espontánea, sino que es aprendida de los modelos que obtiene de su entorno cercano. 

Cuando se practica una crianza positiva o democrática en la familia, se espera un niño adecuadamente integrado al tejido social correspondiente a su cultura.

A padres y maestros, lo que más les inquieta de los niños es saber si esperan tener niños "normales", o si se trata de un “niño problema”, por ello, es importante que padres y maestros puedan reconocer algunas conductas disruptivas en el niño, para, de esa manera, poder ofrecerles la ayuda que pudieran estar necesitando.

La llamada “mala conducta” es aquella que presentan algunos niños que parece que “se portan mal” todo el día. Otros, manifiestan conductas hostiles bajo ciertas condiciones ambientales. Otros más, no muestran problemas evidentes de conducta, pero en determinados momentos y condiciones desafían a la autoridad. No confundir las conductas disruptivas con simples travesuras de niños debido a su naturaleza inquieta.

Distinguir los diferentes comportamientos de los niños es importante para establecer un diagnóstico diferencial entre cada uno de ellos y poder determinar la probable necesidad de tratamiento en el manejo comportamental, o bien, si sólo se trata de su comportamiento habitual y normal. Y en este esfuerzo deben comprometerse padres y maestros, pero especialmente, los primeros.

Se recomienda, observar si la conducta de interés se ha manifestado por un periodo mayor a tres meses. Esto es así porque la vida de los niños atraviesa por diferentes etapas durante su desarrollo, y puede tratarse de algún problema transitorio que no durará mucho tiempo.

A manera de guía, enseguida se describen algunas de las conductas más comunes que presentan los “niños problema”:

Agresividad. Consiste en agresión física o verbal y reiterada a los demás, en el salón de clases, en el patio de recreo o en reuniones familiares.

Problemas de aprendizaje. Son manifestaciones de deficiencias en las habilidades cognitivas propias de la edad del niño. Estos problemas pueden tener diversas causas que debe ser evaluado por un profesional. Aunque también puede tratarse de problemas de visión, de sordera, motor, etc.

Trastornos del Déficit de Atención. Puede tratarse del síndrome con o sin hiperactividad o  el de atención dispersa. Se trata de niños que son sumamente distraídos y olvidadizos, que requieren de mucha atención y paciencia de padres y maestros. Son niños que aprenden perfectamente si se les atiende adecuadamente, aunque con frecuencia parecen olvidar todo, no atienden instrucciones, no captan el contenido de lo que leen y pueden ser sumamente inquietos. Le resulta muy difícil mantener su atención o concentrarse por mucho tiempo.

Baja autoestima. Los niños con este trastorno son introvertidos, evitan a otras personas y conviven poco o nada con sus compañeros, procuran pasar desapercibidos, su tono de voz es generalmente muy bajo, hablan poco y temen a la crítica, les avergüenza ser el foco de atención, son indecisos e inseguros.

Trastornos del sueño. Los niños que padecen de trastornos del sueño pueden estar presentando alteraciones neurológicas. Los padres deberán observar que el niño duerma la cantidad adecuada de horas de acuerdo a su edad y evitar distracciones que los mantengan despiertos durante la noche, además de observar si el niño despierta constantemente, si camina dormido, rechina los dientes (bruxismo), si habla o llora dormido (somniloquia) o si padece pesadillas frecuentes.

Entre los factores de riesgo para los problemas de conducta, se encuentran:

Entre iguales: Las conductas agresivas en clase, el rechazo de los iguales, la asociación con iguales desviados, la destrucción de la propiedad o vandalismo, las respuestas ineficaces del profesorado y el clima de clase inadecuado.

En la familia: Bajo nivel económico, actividades inadaptadas de los padres, estilo educativo ineficaz, baja supervisión o control, alto conflicto familiar, bajo apoyo emocional y disciplina inconsistente

Individuales: Pobres destrezas en el manejo de conflictos-ataques de ira, pobres habilidades sociales, acceso a armas, modelo atribucional externo, experiencias de humillación o rechazo, patrón de amenazas /maltrato a otros, ser víctima de abuso o negligencia (físico, emocional o sexual), relaciones pobres /aislamiento, dificultades de aprendizaje


Es importante que, antes de etiquetar a los niños como "problema", sean observados con cuidado y, si es necesario, acudir a la opinión de un experto en la conducta infantil y poder saber si requiere de ayuda psicológica o médica debido a alguno de los problemas ya mencionados en el cuerpo del artículos u otro.

La guía de un psicólogo siempre será de gran ayuda para corregir las conductas disruptivas que pudiera estar presentando el niño. No todo es castigar y/o premiar.

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