Cuando hablamos de “autoestima”
nos referimos a la apreciación valorativa que tiene un individuo sobre sí
mismo; el desarrollo de la autoestima está influenciado por el entorno social,
académico y principalmente por el entorno familiar.
Los niños reciben mensajes
verbales y no verbales, acerca de lo valiosos que son a través de nuestras
conductas, acciones, actitudes y comportamientos; éstos mensajes no son
voluntarios y se repiten en ocasiones día a día, de ahí la importancia de
analizar qué mensajes estamos transmitiendo para saber si estamos fortaleciendo
o destruyendo la autoestima de nuestros hijos.
¿Cómo
puedo destruir la autoestima de mi hijo?
Todos los individuos tenemos
necesidades psicológicas básicas tales como: el afecto, las caricias, el
reconocimiento de nuestra existencia, etc; un niño buscará satisfacer dichas
necesidades a través de los estímulos que recibe de sus padres.
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Para hacerlo más eficiente,
reforcemos con algunas frases destructivas:
“mereces que nadie te quiera”
“no sirves para nada”
“inútil”
“no deberías haber nacido”
“siempre haces mal las cosas”
“nunca pones atención”
Ahora agreguemos algunos
mandatos falsos, haciendo hincapié en que nuestro cariño depende del logro de
los mismos:
“tienes que ser fuerte”
“nunca debes llorar”
“no debes equivocarte”
“no me hagas perder el tiempo”
“siempre debes obedecer”
·
Si después de esto, aún queda
algo de autoestima en su pequeño, no se limite, puede usar las siguientes
armas:
Búrlese de sus sentimientos
Humíllelo en público
Minimice los problemas que el
niño tenga
Evite el contacto o las
demostraciones de afecto lo más que pueda.
·
Como podrá darse cuenta,
destruir la autoestima de un niño implica un arduo esfuerzo, requiere que sea
constante y persistente, es necesario repetir los estímulos día a día, por lo
menos durante un año para que los resultados sean duraderos.
¿Cómo puedo fortalecer la autoestima de mi hijo?
Fortalecer la autoestima es más
sencillo de lo que parece, los niños buscan recibir afecto, caricias, el
reconocimiento de su existencia, etc.
Podemos comenzar con abrazarlos
y acariciarlos sin necesidad de un motivo especial, sin necesidad de esperar a
que realice una conducta que nos agrade, sin esperar que obtenga las mejores
calificaciones en la escuela, sin esperar un día específico, simplemente:
abrácelos.
Dígale a su hijo “te quiero”
tan frecuentemente como pueda, no espere a que su hijo satisfaga sus
expectativas para decírselo, no espere que él lo infiera, simplemente:
dígaselo.
Escuche las ideas de su hijo
tanto como pueda, reconozca el valor de sus aportaciones, recuerde que para los
niños todo es nuevo, están descubriendo el mundo y lo que a los adultos nos
puede parecer obvio, para ellos es un descubrimiento.
Si le es posible, estimule a su
hijo con frases como:
“bien hecho”
“la práctica hace al maestro”
“gracias por tus aportaciones”
“valoro tu opinión”
Como podrá darse cuenta,
fortalecer la autoestima de su hijo no requiere demasiado esfuerzo, solo es
necesario agregar un poco de paciencia, tolerancia, respeto y sobre todo amor.
Los padres de familia tenemos
en nuestras manos la formación y desarrollo de nuestros hijos; es nuestra
responsabilidad brindarles las mejores herramientas para enfrentar la vida; debemos
enseñarles a vivir con espontaneidad; a mantener relaciones sanas y auténticas;
a tener confianza en sí mismos y en los demás; a expresar sus sentimientos y
reconocer los sentimientos de otros; pero sobre todas las cosas, debemos
enseñarlos a amar.
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