Mi hija ya tiene siete años y aún no aprende a leer, comentaba la madre
de una niña que recién ingresaba al segundo grado de la educación primaria. Aún
no podía leer y tenía además dificultades al escribir. Esta queja es bastante
común escucharla entre algunos padres. Y esto es así, porque los problemas de
aprendizaje se presentan en el individuo desde la más tierna infancia. Sin
embargo, suelen pasar desapercibidos hasta que el niño llega a la edad escolar.
Es característica de este tipo de trastornos tener un rendimiento
académico sustancialmente por debajo de lo esperado de acuerdo a la edad del
menor, de la medición de su inteligencia y de una enseñanza apropiada a su
edad. Entre los trastornos de este tipo están: el de lectura, el del cálculo y el
de la escritura. Entre los problemas asociados al de aprendizaje, se mencionan:
la desmoralización, la baja autoestima y el déficit en habilidades sociales.
Muchas personas (10-25 %) con trastorno disocial, trastorno negativista
desafiante, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno
depresivo mayor o trastorno distímico también presentan trastornos del
aprendizaje (DSM-IV, 2004).
Se recomienda a los padres o tutores, realizar una valoración de sus
capacidades auditivas, visuales o incluso neurológicas, si fuese necesario. Es
importante descartar que el niño no presente problema en ninguna de estas áreas.
A veces la solución puede ser el de ajustarle unos lentes graduados a su visión
o de colocarle al menor unos audífonos. Pero en otras, probablemente se requiera
de algún tratamiento psicológico o psicopedagógico específico.
Entre los factores que favorecen el aprendizaje se encuentran:
·
Los cognitivos: pensamiento, razonamiento,
concentración, atención y memoria.
·
Los afectivos-sociales: actitud,
motivación, voluntad y habilidades sociales.
·
Los ambientales: lugar, estado
mental, tiempo.
Cuando existe una dificultad en una o varias de las áreas mencionadas, se
presenta un problema de aprendizaje. Aunque, generalmente se habla de
dificultades de aprendizaje, pueden existir otros problemas como los espaciales,
procesos lingüísticos erróneos, atención o memoria que provoquen o acompañen a
las dificultades de aprendizaje.
No siempre son los padres quienes detectan estas dificultades sino los
profesores que observan un retraso en el aprendizaje del niño con respecto a
los demás y les aconsejan que acudan a un profesional con el fin de
solucionarlos cuanto antes.
¿Cuándo acudir? Es importante acudir al psicopedagogo o al logopeda si existe un problema
de lenguaje entre los 4 o 5 años de edad. Si aparecen problemas en la
adquisición de la lectoescritura se recomienda acudir con los especialistas a
partir de los 6 o 7 años, y si aparecen problemas de comprensión lectora,
atención, cálculo a partir de los 8 años.
Es importante hacer notar que, cuánto más se tarde en iniciar el
tratamiento, mayor será el tiempo que se precise para mejorar sus capacidades.
Por ello, en cuanto detecte los síntomas que ya se han mencionado, acuda con
los especialistas a la brevedad. Los problemas de aprendizaje no desaparecen,
pero las estrategias para lidiar con ellos pueden mejorar, y mucho, el
problema.
Fuente: Centro Alternativa Psicológica Integral
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