La ansiedad es un mecanismo defensivo que se
encuentra presente en todas las personas. Podemos mencionar que se trata de una
conducta normal, que mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y
respuesta. Mantiene al organismo en estado de alerta y dispuesto para enfrentar
los riesgos y amenazas de su entorno; impulsa a tomar las medidas convenientes
y necesarias (huir, atacar, neutralizar, afrontar, adaptarse…), dependiendo del
riesgo o del peligro.
La ansiedad como mecanismo adaptativo es buena,
funcional, normal y no representa ningún problema para la salud. Todos la hemos
sentido en alguna ocasión: previo a un examen, a un partido de fútbol, en la
primera cita romántica o en una entrevista de trabajo. Es una emoción común en
el ser humano, e incluso en los animales.
Sin embargo, este mecanismo que normalmente es
útil para la supervivencia, puede convertirse en una fuente de malestar cuando
se presenta sin justificación, ya que quien la padece, sufre intensamente y la
ansiedad interfiere en su vida cotidiana; es probable que estas personas
padezcan algún trastorno de ansiedad.
Entre los síntomas más característicos del
trastorno de ansiedad se encuentran:
·
Preocupación.
·
Miedo
o temor.
·
Pensamientos
negativos de inferioridad, incapacidad o inseguridad.
·
Sensación
de no poder controlar lo que sucede en el entorno.
·
Síntomas
fisiológicos, tales como: palpitaciones, sensación de sofocación, náuseas,
problemas digestivos, tensión muscular, temblores, dolor de cabeza, sudoración
excesiva, rubor, mareos, entre otros.
Aunque no es común que se presenten todos estos
síntomas al mismo tiempo, sí pueden presentarse varios de ellos
simultáneamente.
La presencia de los factores de riesgo que
predisponen a un sujeto a padecer un trastorno de ansiedad está relacionada con
la presencia de una enfermedad o acontecimientos vitales. Este trastorno puede
comprometer la capacidad de afrontamiento del individuo.
Entre los diferentes tipos de trastornos de
ansiedad, se encuentran:
Trastorno
de ansiedad generalizada (TAG), presenta una tensión crónica sin que
aparentemente nada la provoque, con exceso de preocupación respecto a una
variada gama de situaciones y actividades. Muestra síntomas de malestar
generalizado casi todos los días.
Trastorno
de pánico (o ataque de angustia), se experimentan crisis repentinas de angustia,
con una aguda y elevada ansiedad y frecuentemente, la persona que la padece
piensa que va a morir. En ocasiones, los pacientes que sufren este trastorno
desarrollan angustia previa ante la posibilidad de experimentar el próximo
ataque, cuya ocurrencia no pueden prever.
Trastorno
fóbico,
se caracteriza por un temor irracional y persistente ante la presencia o la
anticipación a un objeto, actividad o situación concreta, con la consecuente
evitación de aquello tan temido. Por ejemplo: miedo a volar, a los espacios
abiertos o cerrados, a hablar en público, a determinados animales, etc.
Trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC), incluye la presencia de pensamientos o acciones no
voluntarias en los que la persona no puede evitar pensar o hacer determinadas
cosas para no generar ansiedad, aunque reconoce lo absurdo, indeseado o carente
de sentido de sus pensamientos o acciones. Por ejemplo: lavarse las manos con
demasiada frecuencia, revisar repetidamente los interruptores de la luz o del
gas, confirmar constantemente que la puerta ha quedado bien cerrada, etc.
Trastorno
por estrés postraumático (TEP), es consecuencia del sufrimiento de un trauma
emocional, después de haber vivido un suceso extremadamente desagradable
(guerra, atentado, atraco, violación, catástrofes naturales, etc.). Los
recuerdos del suceso aparecen de manera recurrente con pesadillas y temores, y
un malestar intenso a exponerse a estímulos parecidos.
Muchas personas con trastornos de ansiedad
pueden aliviar los síntomas con un tratamiento psicoterapéutico o con fármacos.
Los medicamentos pueden ser útiles en casos graves para mitigar inicialmente
los síntomas de ansiedad y facilitar un posterior tratamiento psicológico.
Existen diversos tipos de terapias para aliviar el miedo y la ansiedad
anticipatoria. Estas terapias utilizan diversas técnicas para disminuir o
eliminar un comportamiento indeseable, contrarrestando los síntomas de ansiedad
desadaptativos.
Si usted se encuentra en alguno de los casos
mencionados, el primer paso hacia su recuperación consiste en ponerse en manos
de un especialista; con su ayuda y siguiendo sus indicaciones, le ayudará a
recuperar su bienestar y su salud.
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