Salud y belleza

jueves, 1 de octubre de 2015

¿Por qué debo ir al psicólogo?

Hasta hace muy poco tiempo algunas personas pensaban que para visitar a un psicólogo se necesitaba “estar loco”. Por supuesto que el psicólogo no es un brujo ni adivino (no lee la mente) que cura los males de la psique; es un experto en salud mental que asesora y acompaña al consultante y que, intentará ayudarlo a que consiga la seguridad y estabilidad deseada. Los psicólogos tratan diversos tipos de trastornos mentales o de la conducta, desde leves hasta graves, pero también prestan muchos otros servicios. A pesar de que todos podemos beneficiarnos de la orientación psicológica, no todo el mundo quiere ver a un psicólogo.
He aquí algunas causas por las que algunas personas deberíamos acudir por orientación psicológica.

Un problema existe cuando hay una discrepancia entre lo que está haciendo y lo que le gustaría estar haciendo. Si usted puede poner las cosas en términos concretos lo más claro posible, de manera que enseguida, no sólo sabe usted que tiene un problema, sino que ya se encuentra en camino de resolverlo también, es probable que no requiera ayuda profesional. A veces, sin embargo, puede haber complicaciones que interfieren con su capacidad para discernir y resolver sus propios problemas:
1. Podría suceder que, a pesar de sus buenas intenciones para cambiar las cosas, todavía no pueda hacer ningún progreso. Es decir, se ha bloqueo inconscientemente. Con la ayuda de un psicólogo puede superar más de un bloqueo como éste.
2. También podría ocurrir que no se siente satisfecho con su vida, pero no tiene una idea clara de cuál es el problema. El psicólogo le ayudará a definir el problema. Una vez que el problema esté claramente definido, es posible que pueda proceder por usted mismo, o bien usted podría descubrir un bloqueo inconsciente también.
La buena noticia es que una vez que han aprendido esta estrategia básica para definir y resolver problemas, es probable que no necesite más ayuda profesional.
 
Desafortunadamente, si un problema no puede resolverse de forma clara y sencilla, puede convertirse en un síntoma. Éste es una ilusión creada por su inconsciente, que esconde de usted mismo la verdad de su propia vida. Muchas personas tratan de "deshacerse" de los síntomas zambulléndose en el trabajo, la diversión, la sexualidad, la comida, el alcohol o las drogas. Sin embargo, irónicamente, estas cosas sólo pueden causar más problemas, lo que suele degenerar en otros síntomas. La solución se encuentra en el trabajo psicológico que sea necesario para hacer frente a los problemas que existen escondidos en su vida.
Como puede observar, el psicólogo es una persona que se interesa por su salud y estabilidad emocional, y puede ayudarle a resolver éste u otros casos que requieran de su pericia. Se mencionan algunos de los síntomas que indican la necesidad de acudir a un psicólogo:
1.       Siente que no tiene el control sobre su día a día, que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
2.      Experimenta dolores diversos o tiene ataques de ansiedad (presión en el pecho, aceleración del ritmo cardíaco, hiperventilación o respiración muy superficial y acelerada, sudoración...). La ansiedad impide la estabilidad, la serenidad, una conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.
3.      Le obsesiona padecer graves enfermedades o contagiarse de ellas le lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no puede prescindir sin que su ausencia le genere ansiedad.
4.      No tiene control sobre sus emociones (llanto, rabia, angustia, tristeza, desolación, sentimientos de impotencia, desesperanza...). El estrés empieza a mostrarse a través de: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales...
5.      Se encuentra en una situación límite, que no sabe o no puede resolver (problemas de pareja, hijos o trabajo). Siente los " nervios destrozados" y casi cualquier situación hace que pierda el control y sólo responde con agresividad o llanto.
6.      Siente que las emociones le avasallan y no es capaz de analizar las cosas con objetividad y actuar inteligentemente. Le atrapan miedos que le impiden salir a la calle, relacionarse con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, desarrollar sus habilidades y disfrutar del mundo.
7.      Tiene pensamientos negativos, catastrofistas, obsesiones o fijaciones... que le impiden vivir la vida con normalidad. Todo lo ve negro o gris y se siente incapaz de hallar lo positivo en su vida.
8.      Piensa que todo el mundo está en su contra. Su entorno lo percibe amenazante y se siente solo, incomprendido o desatendido.
9.      Le cuesta trabajo descansar, conciliar el sueño, desconectarse de situaciones, y no puede vivir la vida con normalidad. La tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarle y piensa que su vida carece de sentido. Desearía que la vida se acabara.
10.   Se da cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar..., se ha convertido en una adicción de la que no sabe salir y que genera perjuicios importantes en su vida o en la que de quienes le rodean.
11.    Las dificultades sexuales afloran y vive la angustia que causa la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con la persona destinataria de su amor.



Finalmente, cuando usted sienta que necesita ayuda en su vida diaria porque no sabe cómo afrontar la situación que está viviendo, ese es el momento de acudir a solicitar asesoría psicológica. No espere a que su situación llegue a los extremos. 


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