Como
cada año, al finalizar, muchas personas elaboran una lista larga o corta de
propósitos para el nuevo año, tales como: pasar más tiempo con la familia, bajar
de peso, dejar de fumar, reducir o abandonar el consumo de alcohol, dejar el cigarro,
hacer ejercicio, levantarse temprano, comer más sano, hacer las paces con sus
enemigos, cambiar de trabajo, ahorrar, viajar, terminar una carrera… y un largo
etcétera de buenas intenciones.
Los
hacen con la plena convicción de que los llevarán cabo, igual que lo deseó el
año anterior, y el anterior al anterior pero, igual que entonces, abandonaron sus
propósitos ¿cuántos de ellos realmente se concretaron? Peor aún ¿cuánto tiempo les
duró la buena intención? Como cada año, la mayoría de sus propósitos se vuelven
humo apenas transcurridos los primeros días del año que recién comienza y el
resto se diluye entre sus dedos conforme avanza el año, para volver a reeditar
la lista de buenos propósitos de fin de año.
Pero…
¿por qué no se logran concretar los propósitos de año nuevo?
Algunas
de las razones por las que no se concretan los propósitos de año nuevo, se debe
a que no se plantean metas realista, alcanzables o que se esté en capacidad de
cumplir, ya sea por incapacidad económica o falta de compromiso consigo mismo.
¿Cómo se va a hacer ejercicio si no hay compromiso de levantarse temprano?
¿Cómo bajar de peso si la comida rica en calorías es taaan deliciosa? ¿Cómo llevar
a cabo cualquier propósito si no se establecen verdaderos compromisos y un plan
de trabajo para conseguirlos? No basta
con tener buenos deseos.
Sí
es importante plantearse metas, de otra manera se vive una vida sin un rumbo,
sin un proyecto de vida, a como “dios les dé a entender”, a ver que sale hoy o
mañana, o…
Se
tiene que dar rumbo y sentido a la vida para aprovechar al máximo la breve estancia
en ella de manera fructífera y satisfactoria. Los propósitos no necesariamente deben
hacerse en la vorágine de las épocas decembrinas cuando se está embriagado del
placer de un año que termina y otro que comienza, rodeados de amigos y
familiares, y la eterna promesa del “ahora sí voy a hacer… lo que nunca
cumplo”.
El
momento de establecer tus propósitos es ahora,
en el momento en que desees organizar tu presente para alcanzar tus metas
futuras.
Forjarse
metas siempre será importante, pero más importante aún es el cómo y con qué vas
a lograrlas. Establece, con disciplina, los plazos para lograrlo. Expresa tus
ideas por escrito, priorízalas y, cada cierto tiempo, revísalas, analízalas
para eliminar las metas alcanzadas o que dejaron de ser importantes, corregir
el rumbo si te estás desviando de él, añadir nuevos propósitos… Establece
pequeñas metas hasta conseguir las más ambiciosas, recuerda que el éxito
alimenta al éxito.
Recapitulemos
sobre lo que hemos mencionado:
Sé realista.
Tus metas deberán ser razonablemente alcanzables en el tiempo previsto y con
los recursos que dispones.
Sé objetivo.
Debes ser claro, concreto y preciso en la forma en la forma en que deseas
conseguir tus metas.
Sé específico.
Cuando establezca metas especifica en qué consisten. Decir “quiero ganar más
este año” no es específico. Si ganas un sueldo determinado, plantea si quieres
un 25, 50 o un 100% de incremento, o el tipo de empleo que deseas.
Sé disciplinado.
No te apartes de tu meta, que sea parte de tu vida diaria, convierte en un
hábito tus planes. Revisa tus objetivos por lo menos una vez a la semana, pero
en tu mente debe estar presente todos los días.
Sé metódico. Elabora
un plan, establece una agenda, un cronograma de tus propósitos, de manera que
estés preparado para abordar el objetivo oportunamente.
Sé paciente.
Sin prisas pero sin pausas, ve acercándote a tu objetivo, no te precipites pero
tampoco cejes en tu empeño.
Sé perseverante.
Dice el refrán que “el que porfía mata
venado”. La perseverancia es una cualidad que exige autodisciplina. Quizá
tu meta pueda posponerse por circunstancias ajenas a tu voluntad, pero deberás
mantenerte en la ruta hasta conseguirla.
En
conclusión, sí es importante enlistar los
buenos propósitos. ¿Cuándo? En cuanto surjan. Ahora mismo. Convertir tus
sueños en realidad no es consecuencia de la suerte o la coincidencia, es
producto de planes preconcebidos llevados con disciplina, constancia y pasión.
De ti y sólo de ti depende el éxito o el
fracaso de tus objetivos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario