A lo largo de nuestra
vida, las personas ejercemos derechos no escritos, los cuales olvidamos o no
tenemos conciencia de ello a pesar de que afecta a nuestra propia estima. Estos
derechos, sin pretender lastimar a otros, preservan nuestra identidad y nos
recuerda que todos estamos al mismo nivel que todos los demás.
En las
relaciones de pareja, con frecuencia, se violan estos derechos y es muy
importante que los pongamos en práctica tantas veces como sea necesario.
Muchas parejas,
cuando llegan a la consulta, muestran desajustes en su funcionamiento porque uno
o ambos cónyuges se comportan en forma agresiva o pasiva que conducen al otro a
respuestas inadecuadas que afectan su comunicación.
La buena
comunicación es el pilar básico en el que se apoya la relación de pareja, y es
ahí donde se manifiestan los comportamientos asertivos o no. La carencia de
habilidades y estrategias para comunicarse de forma adecuada es uno de los
motivos más recurrentes en los conflictos de pareja. Muchas personas no saben
cómo manifestar correctamente sus sentimientos, enfados o peticiones a su
pareja, esperando a que el otro "adivine" qué nos falta o qué
esperamos de él. Por ello, la importancia del lenguaje asertivo que comunique,
no esperando que "sobrentienda" con nuestros gestos.
Algunas
personas, con toda razón, pensarán: eso suena muy bien, pero ¿cómo puedo llevar
a la práctica la asertividad?
Pues bien, no
sólo las parejas, sino todas las personas, necesitan saber cómo traducir estos
principios en conductas y actitudes concretas.
Existen técnicas
que pueden sernos de gran utilidad para ser más asertivos en nuestras
relaciones con las demás personas, que pueden aplicarse según la necesidad o
situación en la que nos encontremos, y dependiendo de nuestra propia
personalidad.
Son muchas las
técnicas y las formas de utilizar la asertividad que no nos alcanzaría este
espacio, por lo que pondremos sólo algunos de los ejemplos prácticos que
propone Olga Castanyer Mayer-Spiess:
- Es más apropiado hacer una petición que una demanda. Las primeras demuestran respeto por el otro y mejoran la comunicación. Es muy distinto escuchar: "¿puedes apagar la tele mientras hablamos?” que "¡cuando estamos hablando, quiero que apagues la tele!"
- Es mejor hacer preguntas que acusaciones. Las acusaciones sólo desencadenan defensa y no llevarán, por lo tanto, a ningún lado. Es diferente, aunque signifique lo mismo, decir "¿me estás escuchando?" que "¡otra vez no me estás escuchando!"
- Al criticar a la otra persona, hablar de lo que hace, no de lo que es. Las etiquetas no ayudan a que la persona cambie, sino que refuerzan sus defensas. Hablar de lo que es una persona sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Eres un desastre”; mientras que hablar de lo que hace sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Últimamente te olvidas mucho de las cosas".
- No ir acumulando emociones negativas sin comunicarlas, ya que producirían un estallido que conduciría a una hostilidad destructiva.
- Discutir los temas de uno en uno, no "aprovechar" que se está discutiendo sobre la impuntualidad de la pareja para reprocharle de paso que es un despistado, un olvidadizo y que no es cariñoso.
En conclusión,
la asertividad es un modo de vida y no esperes ser asertivo con una sola
explicación. Se requiere intentar y corregir, volver a intentar y volver a
corregir esta técnica, además de paciencia. Puedes necesitar ayuda de un
psicólogo para mejorar tus relaciones sociales, de trabajo, de familia o de
pareja.
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